Los falsos mitos empresariales de la época anterior al covid


 

 

El sector del emprendimiento en España está en auge desde hace una década y sigue creciendo y madurando a la vez. Somos un país de talento joven con mucho potencial al que cada vez atrae más el reto de trabajar en una startup. Pero ante las nuevas circunstancias somos responsables, como ecosistema, de controlar cómo se logra ese crecimiento. 

Para ello, es importante identificar, aceptar y dejar atrás algunas ideas de la última década porque la única salida actualmente está en la continua innovación. Pero para empezar a innovar primero deberíamos responder a tres preguntas:

- ¿dónde hacerlo?

- ¿cuál será su aplicabilidad en el mundo real de los negocios? y

- ¿cuál y cómo será el proceso de innovación?

 

Después de 10 años vinculado a diferentes fondos de capital riesgo en España he observado algunos cambios de tendencias buenos y otros no tanto.

 

La pandemia ha marcado un antes y un después y ni la vida cotidiana ni la manera de hacer negocios será igual en el futuro próximo. Por eso, hay que concienciarse sobre algunas falsas ideas de la época “anterior”:

 

 

El online marketing

 

El emprendimiento en España tiene que liberarse de la prisión del inbound y el outbound porque los únicos que ganan en este juego son Google y Facebook, nadie más. Hasta que una marca llega a hacerse su propio efecto llamada se invierten muchos años y millones que van a parar al reino de Google y Facebook. De hecho, muchas rondas de financiación cerradas por startups van directamente a las arcas de estos gigantes. Y esa tendencia está causando un preocupante éxodo de cerebro y talento español.

 

España podría haber sido un centro europeo, o mundial, de subcontratación de expertos en marketing digital. Pero hoy en día no es así. Por tanto, nuestros jóvenes deberían preguntarse si quieren ser el backend como agencias digitales y comisionistas o quieren innovar de verdad y ser creadores de las herramientas del futuro. El mundo se ha movido y hay muchas necesidades por atender a través del emprendimiento, más allá de saber posicionarse bien a través del marketing online.

 

 

¿Tecnología o modelos de negocio?

 

Por ahora, la era de Wallapop, Cabify y Glovo se acabó. A pesar de que son grandes éxitos españoles conocidos en el mundo, hoy en día tenemos mucha economía de bolo (sharing and gig economy) que ha alcanzado una escala de clientes, y en algunos casos de efectos de red, significativos; sin embargo, en gran medida son modelos de negocio aún por establecer.

El emprendimiento en España debería enfocarse más en desarrollar tecnología que en modelos de negocio. Somos sólo una población de 45 millones y ni siquiera la más consumidora en comparación con otros países.

Eso supone una tremenda necesidad de expansión internacional a gran velocidad para justificar el capital privado levantado.

 

Deberíamos preguntarnos si hay o habrá suficiente liquidez en el mercado para que nuestras startups hagan un rápido despliegue internacional. Además, mientras las startups que se basan principalmente en modelos de negocio están sufriendo con esta crisis, las tecnológicas y digitales están saliendo beneficiadas, sobre todo aquellas dedicadas a alta tecnología sanitaria, firmas biométricas y las que desarrollan herramientas de computación en la Nube.

 

 

El gran mito: Madrid y Barcelona son como Silicon Valley

 

Antes de que estallase esta crisis del coronavirus, entre los actores más técnicos del sector del emprendimiento ya se rumoreaba la habitual ineficiencia del capital invertido en muchos proyectos. Es imprescindible buscar la eficiencia, es decir, obtener más ingresos y ventas o gastar menos. El consumo total de los recursos de caja en relación con su margen de contribución (ingresos - gastos variables) debe ser bajo.

 

Hay maneras de gastar el dinero más eficientemente, sin embargo, sólo menos del 10% de las startups españolas actualmente tratan de hacerlo. Lograrlo es importante y más cuando hay un descenso en las condiciones macro, como ocurrirá en el mundo empresarial post-COVID. Aunque muchos lo crean, Madrid y Barcelona no son como Silicon Valley: no existe suficiente liquidez en el mercado local.

 

 

Tres recomendaciones para el emprendedor

 

Ahí van algunas cuestiones que todo aquél que vaya a emprender deberá tener en cuenta:

  1. No se puede hacer B2B y B2C a la vez, ni lanzar y mantener múltiples ofertas o productos con la misma eficiencia.

  2. Hay que hacer un cálculo inteligente del coste de oportunidad.

  3. Cuidado con los inversores de etapas semilla y/o arranque porque a veces, por propia codicia o falta de experiencia, empujan a los emprendedores a un crecimiento a muerte. Es la eterna discusión entre crecer rápido o buscar sostenibilidad y eficiencia. Además, no se puede ser ‘low cost’ y destinar grandes presupuestos a marketing.

 

 

Dos reglas importantes

 

Hay dos reglas simples sobre los aumentos de capital que asegurarán al emprendedor la toma de mejores decisiones al principio de la aventura:

  1. El valor de cada euro de un cliente varía según la etapa:

En la fase semilla es entre 50 y 100 veces más valioso.

En la fase serie A es entre 20 y 30 veces más importante.

Y en la fase crecimiento y más allá es entre 5 y 10 veces mayor.

Los euros de los clientes nunca caen por debajo del 5. Son siempre más valiosos.

 

2. Por cada euro levantado de capital privado sería realista asumir que, en caso de éxito, el retorno para el inversor (ROI) será por lo menos de entre 5 y 10 euros. 

 

En España es difícil porque, como ecosistema, sufrimos de miopía; tenemos una visión más bien cortoplacista. Somos un país de inversores en etapas semilla y arranque; aquí hay muy pocos actores que puedan seguir una ronda A (más de 2M€) y mucho menos una ronda de crecimiento (más de 10M€). 

 

Es matemática básica que a los inversores de fases tempranas no les importa que su inversión vaya a cero porque están tratando de buscar un múltiplo de diez o más. Por eso, las aceleradoras tienen muchas startups y muy poco dinero invertido en cada una. Su filosofía es: “¡Cara, gano; cruz, pierdo poco!”. Y eso genera una cortina de humo especialmente aplicable al mercado de capital privado de startups en España, donde reinan los Twitteros, Instagrameros y Tik-Tokeros (los que llegan por su edad). Deberíamos olvidarnos de ese lema porque hacer más ruido no es igual a más negocio, ni más aceptación de la marca.

 

 

Conclusión

 

La gran pregunta es: ¿qué queremos ser: un país y un ecosistema tecnológico de externalización de cara a Europa y EE. UU., o competir en la plataforma global en igualdad de condiciones? Es importante que empresas como Facebook o un Neobanco unicornio como N26 abran sus oficinas en Barcelona, pero eso no nos convierte en Silicon Valley.

 

La marca España y su lema “bueno, bonito y barato” se puede aprovechar de muchas maneras innovadoras y actualizadas a la realidad del entorno.

 

Ahora más que nunca tenemos la necesidad de creer en nosotros mismos y en el talento del país. Lo más importante es ser humilde para aprender, reflexionar, tener la cabeza baja y trabajar. Y sobre todo no olvidar los conceptos de oferta y demanda para crear aventuras empresariales de provecho en tiempos de crisis.

 

https://www.emprendedores.es/crear-una-empresa/falsos-mitos-empresariales/

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